Tres fabulosos y un destino chickaboom: Pisando Alacranes 2013.
El
viaje fue largo, de las costas del occidente africano arribamos al
profundo sur y supimos qué era el blues; mientras se restañaban los
latigazos, deslizábamos el cuchillo de cortar algodón por la cuerdas que
emitían un quejido ancestral. Luego de escapar, viajamos a los pantanos
de Louisiana, donde cazábamos alligators para ganarnos las habichuelas;
en los Apalaches, nos hicimos con el secreto del repiqueteo del banjo y
bebíamos moonshine hasta quedar inconscientes; en el storyville de New
Orleans encontramos el funky terroso y la influencia hispana de Jerry
Roll Morton; nos pateamos todos los Honky tonks y barrelhouses de mala
muerte, protagonizando peleas que harían palidecer a un genocida; nos
vimos perseguidos por las carretera del estado de Mississippi, y
finalmente, cumplimos condena en la prisión de Folsom. Pero nada fue
tan duro como el desierto tejano repleto de cascabeles y con
temperaturas extremas.
Un viaje río arriba
desde la desembocadura del Mississippi hasta la Motorcity de Chicago,
donde la música de raíces hubo de amplificarse para no quedar apagada
por el estruendo de la gran ciudad.